sábado, 26 de noviembre de 2011

Felicidad, que se distribuye en forma de amigos.

De verdad, no me puedo imaginar que esté así. Hace una semana, hecha una mierda ¿y hoy? hoy... dios, hoy puedo describir que he tocado el cielo de la risa, los ángeles del gozo y la felicidad total. No tengo miedo de cuando será la próxima vez que me vuelva a sentir mal, porque es ahora, ahora es el momento que disfruto, ahora es el momento que sonrío sin ningún prejuicio, AHORA. Porque estoy aprendiendo que volveré a estar mal, pero que puedo alargar esta sensación de libertad, libertad mental. 
No me doy mal por nada, ni tan solo porque a la semana que viene vienen los últimos exámenes, así, de golpe, como si quisiesen venir en tandadas para no sentirse solos. No me doy mal por el físico, ni siquiera me afecta el amor que no me corresponde, el imposible. He estado rodeada de gente, de personas... de amigos. Amigos, sí, que te hacen olvidar que el mundo para tu punto de vista es bastante malo, te hacen olvidar las noches de pensar, y las gotas de agua desprendidas de tu cuerpo. Te hacen olvidar de que hay árboles, hay aceras, hay semáforos que cambian de colores... y nos adentramos a otro mundo. 
Lo único que te hacen recordar es que puedes, debes, sonreír, ser feliz, y si se tienen que poner pinzas en la cabeza para pasar un buen rato, lo hacen, y ya está. Si hay que bailar como si estuviésemos a las 5 de la mañana en una fiesta, se hace. Y si hay que reír hasta que ves que te falta el aire, se hace. No hay más.
Porque la felicidad puede estar en la calle, sin necesidad de ir buscándola.. porque ella te viene a buscar a ti, en forma de AMIGOS.

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